sexta-feira, 21 de março de 2025

Juana Manuel. Señora de Villena. ?, 1339 – Salamanca, 1381. Reina de Castilla, esposa de Enrique de Trastámara

 33138-Juana-Manuel



Fontes:

 https://historia-hispanica.rah.es/biografias/25010-juana-manuel

https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k92795r/f163.item.r=%22Pedro%20Manrique%22# 

https://archive.org/details/memorias-de-las-reynas-catholicas-...-florez-henrique-bpt-6k-92795r


gravado aqui:

 https://archive.li/dACJi

Detalle del cuadro Virgen de Tobed con los donantes Enrique II de Castilla, 
su mujer, Juana Manuel, y dos de sus hijos, Juan y Juana(?), 1359 - 1362. 
Número de catálogo Poo8117. (c) Museo Nacional del Prado

 

Juana Manuel. Señora de Villena. ?, 1339 – Salamanca, 1381.

 Reina de Castilla, esposa de Enrique de Trastámara

 

Juana Manuel era hija del que fuera poderoso señor y brillante escritor don Juan Manuel y de Blanca de la Cerda y Lara. Todo parece indicar que Juana Manuel, que llegó a ser señora de Villena, fue una mujer muy animosa, pero al mismo tiempo de una extraordinaria energía. En el año 1350, cuando sólo contaba con once años de edad, contrajo matrimonio con Enrique de Trastámara, un hijo bastardo del rey de Castilla Alfonso XI. A dicho acuerdo se llegó, al parecer, por el influjo de Leonor de Guzmán, que era la amante del monarca Alfonso XI. Juana Manuel fue siempre una fiel compañera de su esposo. Cuando, al poco tiempo del acceso al trono de Pedro I, Enrique hubo de huir a Asturias, Juana Manuel no dudó en acompañarlo. Es más, al atacar las tropas de Pedro I la ciudad de Gijón, Enrique huyó a una zona montañosa, dejando a Juana Manuel al frente de dicha urbe.

Posteriormente, en el año 1354, Juana Manuel estuvo presente en la junta de nobles reunida en la localidad de Toro. Las relaciones de Juana Manuel con María de Portugal, madre de Pedro I, eran en esa época bastante buenas. Ahora bien, al huir su marido, Enrique de Trastámara, a Francia, en el año 1356, Juana Manuel permaneció en Castilla, siendo hecha prisionera por los integrantes del bando petrista. Pero al año siguiente, 1357, gracias a la astucia de Pedro Carrillo, un magnate nobiliario que era partidario de Enrique de Trastámara, Juana Manuel logró salir de la prisión. A continuación se dirigió, en compañía del citado Pedro Carrillo, hacia las tierras de Aragón.

Desde esa fecha, y hasta después de la batalla de Nájera, que tuvo lugar en el mes de abril del año 1367 —en la que Enrique de Trastámara fue derrotado por las tropas de Pedro I—, Juana Manuel estuvo siempre al lado de su marido.

Tras aquella batalla Enrique huyó a Francia, en tanto que Juana Manuel se refugió en la ciudad de Zaragoza. Sin embargo, poco tiempo después Juana Manuel regresó, junto con su esposo, a las tierras de la Corona de Castilla. Es indudable que, en todo el tiempo en el que duró la guerra fratricida entre Enrique de Trastámara y Pedro I, Juana Manuel fue una fiel colaboradora de su marido. Una vez concluido dicho conflicto, en marzo de 1369, y proclamado rey de Castilla Enrique II, Juana Manuel participó muy activamente en los combates para acabar con los focos petristas, llegando a dirigir el cerco de Zamora, la cual se rindió en el año 1371. En 1379, al morir Enrique II, la reina Juana Manuel quedó viuda.

No obstante, Juana Manuel aportó a su hijo Juan, que sucedió a su padre, Enrique II, en la Corona de Castilla, el señorío de Lara, así como el de Vizcaya, que le correspondía por sus derechos colaterales. Juana Manuel murió en la ciudad de Salamanca, en el año 1381, en una época en la que estaba intensamente ocupada en buscar una solución al cisma que había estallado en el seno de la Iglesia. No es posible olvidar, por otra parte, que la dinastía de los Trastámara terminó por basarse en los derechos aportados por Juana Manuel para legitimar su acceso al trono de Castilla.

 


mencionada aqui:

https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k92795r/f163.item.r=%22Pedro%20Manrique%22#

 Titre :  Memorias de las reynas catholicas : historia genealogica de la casa real de Castilla y de Leon. Tomo II / por el P. M. Fr. Henrique Florez

Auteur  :  Flórez, Henrique (1702-1773). Auteur du texte
Éditeur  :  Marin (Madrid)
Date d'édition :  1790
Sujet :  Reines -- Espagne
Type :  monographie imprimée
Langue  :  espagnol
Format :  2 vol. (1007 p.)
Format :  Nombre total de vues : 575
Description :  Contient une table des matières
Description :  Ouvrages avant 1800
Droits  :  Consultable en ligne
Identifiant :  ark:/12148/bpt6k92795r
Source  :  Université Paris Sud, 815727.2
Conservation numérique : Gallica
 Bibliothèque nationale de France
Date de mise en ligne  :  15/10/2007

 

Blanca de La Cerda y Lara modificado para na wikipédia no livro antigo é o primeiro Blanca Núñez de Lara/https://archive.li/OKLct

 

Archivo:Retratos de D. João Manuel, Príncipe de Vilhena, e D. Branca de Lacerda (séc. XVII) - Palácio Ficalho, Serpa.pngPortuguês: D. João Manuel, Príncipe de Vilhena, e D. Branca de Lacerda, numa pintura do século XVII no Palácio dos Condes de Ficalho, em Serpa, Portugal. Lê-se na inscrição: "D. IOÃO MANUEL D. BRANCA DE LACERDA"

de onde e ultimo copia no arquivo

https://es.wikipedia.org/wiki/Blanca_N%C3%BA%C3%B1ez_de_Lara
https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Retratos_de_D._Jo%C3%A3o_Manuel,_Pr%C3%ADncipe_de_Vilhena,_e_D._Branca_de_Lacerda_(s%C3%A9c._XVII)_-_Pal%C3%A1cio_Ficalho,_Serpa.png
https://archive.li/OKLct 

 

Doña Juana Manuel



 

Fontes:

 https://historia-hispanica.rah.es/biografias/25010-juana-manuel

https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k92795r/f163.item.r=%22Pedro%20Manrique%22# 

https://archive.org/details/memorias-de-las-reynas-catholicas-...-florez-henrique-bpt-6k-92795r

Blanca Núñez de Lara (1311 - 1347) fue una dama de la realeza del reino de Castilla, y perteneciente al Linaje La Cerda, rama colateral de la reinante Casa de Borgoña. Era hija de Fernando de La Cerda y de Juana Núñez de Lara de la poderosa Familia Lara. Utilizó el apellido de su madre en detrimento del de su padre, al igual que hicieron todos sus hermanos. Por parte paterna era bisnieta de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León.

Orígenes familiares

Hija de Fernando de la Cerda y de Juana Núñez de Lara "la Palomilla", era por parte paterna nieta del infante Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X el Sabio, y de Blanca de Francia, hija de Luis IX de Francia. Por parte materna eran sus abuelos Juan Núñez I de Lara y Teresa Díaz de Haro. Era Blanca Núñez de Lara bisnieta de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, y tataranieta de Luis IX, rey de Francia.

Matrimonio y descendencia

Contrajo matrimonio en enero del año 1329 con Don Juan Manuel, señor de Escalona, Penafiel y Villena, y nieto de Fernando III el Santo. De dicha unión matrimonial nacieron dos hijos:

  • Fernando Manuel de Villena (1332 - 1350), señor de Escalona, Penafiel y Villena, y adelantado mayor del Reino de Murcia. Se casó en 1346 con Juana de Ampurias, hija de Ramón Berenguer I de Ampurias, hijo a su vez de Jaime II de Aragón. Tuvieron una hija, Blanca Manuel (c. 1348-1361), heredera de Villena, Escalona y Peñafiel;
  • Juana Manuel de Villena (1339 - 1381), reina consorte de Castilla y de León por su matrimonio, celebrado en 1350, con Enrique II de Castilla. Fue sepultada en la Catedral de Toledo junto a su esposo.
  •  
  • mencionada aqui:

    https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k92795r/f163.item.r=%22Pedro%20Manrique%22#

     Titre :  Memorias de las reynas catholicas : historia genealogica de la casa real de Castilla y de Leon. Tomo II / por el P. M. Fr. Henrique Florez

    Auteur  :  Flórez, Henrique (1702-1773). Auteur du texte
    Éditeur  :  Marin (Madrid)
    Date d'édition :  1790
    Sujet :  Reines -- Espagne
    Type :  monographie imprimée
    Langue  :  espagnol
    Format :  2 vol. (1007 p.)
    Format :  Nombre total de vues : 575
    Description :  Contient une table des matières
    Description :  Ouvrages avant 1800
    Droits  :  Consultable en ligne
    Identifiant :  ark:/12148/bpt6k92795r
    Source  :  Université Paris Sud, 815727.2
    Conservation numérique : Gallica
     Bibliothèque nationale de France
    Date de mise en ligne  :  15/10/2007

     

     

 

ler estudar ! baixar os livros fazer estudos.! referente a Pedro Teixeira Texeira Albernaz ou Alvernaz, ascendentes vóCarolina, Luiz Teixeira, ou Ludovicos Texeira. e João Teixeira Albernaz.

 primeiro a baixar livro nro 02

https://bndigital.bnportugal.gov.pt/records/item/270348-portugaliae-monumenta-cartographica?offset=1

 

 

https://bndigital.bnportugal.gov.pt/records?navigation=&perpage=&page=1&search=%22Pedro+Manrique%22&fulltext=1&child=1&bookmarks=1&sort=_score#page

https://gallica.bnf.fr/services/engine/search/sru?operation=searchRetrieve&version=1.2&query=%28gallica%20adj%20%22Pedro%20Manrique%22%29&lang=fr&suggest=0

https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k5784038k/f76.planchecontact.r=%22Pedro%20Manrique%22 

https://www.digitale-sammlungen.de/en/search?query=%28%22Pedro+Manrique%22%29

 

file:///C:/Users/estav/Downloads/Recherches_historiques_et_g%C3%A9n%C3%A9alogiques_des_[...]Imhof_Jacob_bpt6k5784038k.pdf

https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bd6t510456427

quarta-feira, 19 de março de 2025

"Faz teu próprio caminho na vida." "Não vá para onde o caminho o leva. Vá, pelo contrário, por onde não há um caminho e deixe suas pegadas."copyright - ©

 "Aí vem a pessoa querer dizer o que devo ou não fazer...

"Não estou aqui para ganhar "elogios falsos" ou "críticas que não sejam construtivas"... Faço o que quero, como quero e quando tenho vontade, se acha meu jeito estranho isso é ótimo, nunca quis ser normal, o comum me enjoa. Gosto do novo e principalmente do diferente, tenho o livre arbítrio de errar sozinha e assumir as consequências também. Por tanto, desculpa aí, mas com todo respeito, o que você diz sobre mim, é só o que você diz." roubada a Rafaela..... (quer saber o sobrenome da pessoa me procure na quarta coordenada que eu te digo, ou seria na 5ª?) rs! Ou por telepatia? rs kkk!



 


 

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Mestre coisa tamo pro crime! Manda aí qualquer besteira que eu pego. Eu entendi sim é os desejos quereres e não quereres. Como é mesmo que um cretino aqui vivia escrevendo?
Goécia eu amo quem vomita coisa sem ter vivido ou compreendido nada de......!
Sim Goecia, os desejos os quereres ou não. (Formas pensamento)
Mas você não entendeu nada.
Porque se tivesse compreendido jamais escreveria  bobagem.
Triste é a pessoa usar um conhecimento como arma. E julgamento.
Entendi sim, porque o "humilde" não fala ele espera em si e no Senhor. Ele confia. Centro em você.
O que o Fernando Pessoa escreveu, o discípulo, se eu sequer tenho uma personalidade pois minha mente flutua aqui e  ali. Os momentos vão como meus quereres, hoje digo uma coisa, amanhã já modifiquei meu pensamento.
Quero tal é digo ao outro exigência, no dia seguinte já não é mais, sempre tendo um peso e uma medida conforme as conveniências. Hipocrisia. Usando a máxima: faça o que eu digo mas não faça o que eu faço. Julgando os outros a volta e condenando. Esqueço que devo ter compaixão daquele que ainda não aprendeu.
O verbo é arma. Centro no coração. Quem decide é o amor é não a razão!É! O amor aguarda.
( quero escrever um pouco mais eu ando gaga já,  existe um texto  de quem?
É simples tem aquele trecho do Lewis Carrol, da Alice no País das Maravilhas que corrobora com o Fernando Pessoa.
Esses iluminados que vieram em dedicação a humanidade foram fabulosos.
Outro que fico maluca li creio que vou comprar de novo os livros. Dom Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes.
Eu amo, me questiono de como aquela época este homem já tinha um conhecimento de psicologia que também nem era.
Aehhh!  Dulcinéia Dulcinéia.... queres novamente? Saber o que não é teu!
Que delícia que é se identificar, é como um porto seguro, onde me agrado.
E vamos de lutas contra os moinhos de vento! Da minha e da sua mente, o girar do dia e o girar da vida, de conformidade de como você optou fazer, o tom o molde, a música, harmonia, poesia.
O ator principal da sua vida. Porque?
"Porque eu resolvi fazer desta forma" Neo! (psicologia 23 11 2020)

exatamente já teriamos superado o terra Cruz estaríamos no Terra evolução.

Shambala!

 mas você insiste em foder com todos a volta.!

Cárdenas, Bernardino de. Duque de Maqueda (III). ?, 1540 sup. – Palermo (Italia), 16.XII.1601. Virrey de Cataluña y de Sicilia.

 

Bernardino de Cárdenas

Fonte:  vue  96 página 96 page 96https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bd6t510456427

 

Hijo de Bernardino de Cárdenas y Fernández de Velasco, y de Juana de Portugal. En 1557, su padre, capitán del ejército, murió y de él sucedió en el marque­sado de Elche, del que fue III marqués. También fue III duque de Maqueda, esta vez sucediendo en el título a su abuelo Bernardino de Cárdenas y Pacheco, pues la muerte de este no se produjo hasta 1560. Con el tiempo, su familia había constituido uno de los li­najes aristocráticos más importantes de Castilla y ello fue debido sin duda a las estrategias de enlaces y alian­zas que urdió su abuelo no sólo estrechando lazos con sus iguales, sino también por su servicio a la Corona, tanto en la guerra como en el gobierno. En consecuencia, Bernardino recibió una educación propia de los vástagos de la nobleza castellana bajo los Austrias, destinado al ejercicio de las armas y, sobre todo, a la Corte. Bernardino contrajo matrimonio con Luisa Manrique de Lara Manuel, hija y heredera del IV du­que de Nájera, Manrique de Lara. Cuando éste murió, su hija heredó los títulos del padre. Uniendo los títulos de Maqueda y Nájera, que heredaría, tras la muerte del primogénito Bernardino, su hermano Jorge de Cárdenas y Manrique.

Hasta 1590 su vida transcurrió como la de un sim­ple “estante en Corte”, sin protagonismo y sin desempeño de cargos de importancia, pero, coincidiendo con el apogeo del partido castellanista y el ascenso de los grandes, fue designado por el Consejo de Estado para cubrir la vacante dejada en el virreinato de Cataluña por Pedro Galcerán de Borja, maestre de Montesa, fa­llecido el 20 de marzo de 1592. El 10 de junio se hizo el nombramiento en su persona; juró el cargo en Barce­lona el día 23 del mismo mes. La celeridad de la desig­nación y la toma de posesión fueron debidas a la deli­cada situación política de la Corona de Aragón después de las alteraciones y los sucesos acaecidos desde 1590. La inestabilidad, el descontento y la represión ejercida en Zaragoza afectaron directamente al principado. Asi­mismo, las guerras de religión en Francia amenazaban con extenderse allende los Pirineos; bandoleros gasco­nes, partidas de hugonotes y contrabandistas actuaban cada vez con más impunidad, y en la costa las incursio­nes de corsarios berberiscos se intensificaron notable­mente. Cataluña era un territorio de frontera en todos los sentidos; frente al Islam, frente al protestantismo y frente a la disidencia interna. Por tal motivo, el encargo que recibió Maqueda ni era fácil ni deseado por sus pares, podía ser motivo de fracaso de una carrera po­lítica más que pórtico de un brillante futuro. Máxime por tratarse de un individuo con linaje y sin experien­cia. Salió con bien, dando muestras de pragmatismo y de una gran capacidad organizativa, sacando partido de los pocos recursos de los que disponía.

El 31 de octubre de 1596, Felipe II determinó que ocupara el puesto de virrey de Sicilia para sustituir al conde de Olivares. Su mejor credencial había sido su eficacia como virrey de Cataluña, también pesó el hecho de que el conde de Miranda y el condesta­ble de Castilla monopolizaban el control político de Italia y requerían allí a personas de toda confianza. Sin embargo, en la situación que ya se barruntaba en la Corte, de un inminente cambio de reinado, Ma­queda demoró todo lo que pudo su traslado a su nuevo puesto. Hizo entrada solemne en Palermo el 1 de abril de 1598. Como le ocurriera en Barcelona, venía expresamente comisionado para restablecer las buenas relaciones entre la Corona y los poderes loca­les y sus primeras medidas fueron gestos apaciguado­res para aplacar el ambiente de revuelta que se respi­raba en el Reino. Hizo excarcelar a los senadores que su predecesor había aprehendido por desobediencia y rehabilitó al marqués de Geraci, una señal muy bien recibida por los titulados del Reino.

Estando en Messina conoció la muerte de Fe­lipe II y fue allí y no en la capital del Reino donde el virrey presidió el primer funeral por el soberano y las no menos solemnes ceremonias de aclamación de Felipe III. Cuando retornó a la capital se celebra­ron allí las exequias el 27 de enero de 1599.

Así, concluido el preceptivo viaje de reconocimiento del Reino que todos los virreyes solían realizar al co­mienzo de su reinado, aunque se transformara en una suerte de sucesión de funerales, exequias y aclama­ciones de las ciudades en honor del viejo y del nuevo soberano, ahora se encontraba en condiciones de eva­luar las necesidades del territorio y proceder en con­secuencia. El 27 de marzo de 1599 se celebró el Par­lamento que reconoció al nuevo Rey y concedió un donativo extraordinario de quince mil ducados y la declaración de “regnicoli” (naturales del reino) a los hijos del virrey: Jorge, Jaime y Juan de Cárdenas.

Maqueda dejó una fuerte impronta en Sicilia como reformador y buen gobernante. La vía principal de Palermo aún hoy lleva su nombre en memoria de la traza urbana de la ciudad que él modificó para hacer de ella la verdadera capital del Reino, con una esceno­grafía adecuada al esplendor de la Corte vicerregia, teatro del poder y espacio adecuado para albergar las sedes supremas de justicia, gobierno y hacienda. El Cassaro fue dividido por una larga avenida que trans­formaba la traza de la ciudad en una cruz, cardum y decumanum clásicos cuyo eje lo constituyó la plaza de “i Quattri canti” conectando desde el palacio real to­dos los centros o sedes del poder urbano y del reino: Senado, catedral, palacio, etc. El 24 de julio de 1600 se inauguró la Strada Macqueda. Igualmente reformó el palacio añadiendo un ala, el “cortile Macqueda”, que convertía al viejo edificio normando en un doble o espejo del alcázar de Madrid. Naturalmente estas reformas acompañaban a un nuevo concepto del po­der virreinal implementado por el duque de Lerma. La nobleza castellana gobernaba la Monarquía con el Rey, esto significaba una desconcentración del po­der en la que Madrid no era ya la única referencia, la ampliación de los poderes vicerregios hacía de éstos auténticos príncipes y sus sedes de gobierno debían adaptarse a esta nueva circunstancia. Como señalara un cronista, la galería del nuevo cortile era el lugar “in cui si fanno le funzioni reali” (donde se ejercen las funciones del rey). Allí también se instalaron las sedes de la Gran Corte, el Patrimonio y el Consistorio para facilitar el acceso de los litigantes a la justicia, pero también para asociarla a la autoridad vicerregia. Hizo obligatorio el uso de la toga como atuendo ordinario de los magistrados dentro de las murallas de la ciudad y confirió al “ceto togato” las características propias de un cuarto estado, reconocible en la sociedad no sólo por su atuendo, sino también por sus privilegios. Quizá sea ésta una de las características del virreinato de Maqueda que más se censurara con el correr del tiempo, acusándosele de cosificar la sociedad siciliana en compartimentos estancos, y el rasgo más caracte­rístico de esta política lo constituyó una nueva institu­ción creada en 1599, la Deputazione degli Stati cuya función era impedir que las casas nobles sicilianas per­dieran sus patrimonios en manos de sus acreedores. La diputación se encargaría de administrar las rentas de los aristócratas endeudados reservando una parte para satisfacer a los acreedores y otra para la subsisten­cia de las familias aristocráticas. Con el apoyo del ba­ronazgo la crisis política de finales del siglo XVI quedó olvidada, el descontento de los poderes del Reino se eclipsó. Pero al sustentar el gobierno en la comunidad de intereses entre la Corona y los potentados del Reino no tardarían en producirse desajustes que en 1647 es­tallaron en forma de revueltas sociales.

Otra característica importante del virreinato fue la defensa del Reino, mediante un programa de fortifica­ciones en Messina y el cabo Passero cuya importancia advirtió cuando, hallándose en dicha ciudad el 17 de septiembre de 1598, una flota otomana de cuarenta naves amenazó seriamente su seguridad. Asimismo, en colaboración con los caballeros de Malta y el concurso de Génova, llevó a cabo acciones preventivas contra los centros corsarios de Libia y Túnez, así como de las islas del Egeo que tenían una mezcla de operaciones militares y de rapiña que atrajo a numerosos arma­dores e inversionistas (el propio virrey redondeó sus ingresos armando galeras a su costa que se dedicaron al corso). Estos planes tan ambiciosos se vieron trun­cados con la repentina muerte de Bernardino de Cár­denas en Palermo el 16 de diciembre de 1601.

Fontes:

https://historia-hispanica.rah.es/biografias/9873-bernardino-de-cardenas 
https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardino_de_C%C3%A1rdenas_y_Portugal 



 


 

 

 

 
 

Pedro Manrique 1381 sup. – Valladolid, ✞ 21.IX.1440.

 



Fontes: 629_0018

https://archive.org/details/629_20250318/page/11/mode/1up

o mesmo livro só que em Berlim

https://www.digitale-sammlungen.de/en/view/bsb10328298?q=%28%22Pedro+Manrique%22%29&page=8,9


 


Manrique, Pedro. Señor de Amusco, Treviño, Paredes de Nava y Valdezcaray. ?, 1381 sup. – Valladolid, 21.IX.1440. Adelantado mayor y notario mayor del reino de León.


Este caballero fue uno de los personajes más influyentes de los bandos y disturbios nobiliarios acaecidos durante el reinado de Juan II, pues, como afirma Fernán Pérez de Guzmán, en sus Generaciones y Semblanzas, “no fue alguno en el que él no fuese, no por deservir al Rey, ni procurar daño del Reyno, mas por valer é haber poder”.

Nació en el seno de uno de los linajes castellanos de más antiguo abolengo, el de los Manrique, estirpe de lejano parentesco con la casa de Lara. Hijo del adelantado de Castilla Diego Gómez Manrique y de Juana de Mendoza (“la Ricahembra”, hermana del almirante de Castilla Diego Hurtado de Mendoza), tras la prematura muerte de su padre, acaecida en la célebre batalla de Aljubarrota en 1385, vivió bajo la tutela de su madre, quien al enviudar contrajo segundas nupcias con el almirante de Castilla Alonso Enríquez —hijo del hermano gemelo de Enrique II, Fadrique de Castilla, maestre de Santiago—, y contó con la protección de su tío, el arzobispo de Santiago Juan García Manrique.

En 1405 le citan ya las crónicas como adelantado mayor de León y frontero en el Obispado de Jaén, y participó en una entrada en tierras granadinas con Diego Sánchez de Benavides y otros caballeros.

Debió de ser por entonces cuando se le concedió también el oficio de notario mayor del reino de León, aunque no se conoce la fecha precisa. En los años siguientes, continuó interviniendo en diversas incursiones en el reino de Granada con el infante don Fernando, regente del reino, como en la campaña de Setenil de 1407 y en la toma de Antequera en 1410.

Al morir en 1411 su primo Gómez Manrique, adelantado mayor de Castilla, pretendió ejercer esta dignidad, que le había sido otorgada en su infancia por Juan I, con ocasión de la muerte de su padre en 1385, pero el infante Fernando se la negó.

A su partida a Aragón en 1414, tras haber sido proclamado Rey dos años antes, el infante le dejó junto con otros destacados magnates al frente del gobierno castellano. Con Fernando reinando en Aragón, se constituyó en Castilla, a instancias suyas, un “partido aragonés”, a cuya cabeza estaban sus hijos, Enrique, maestre de Santiago, y Juan, duque de Peñafiel, conocidos como los infantes de Aragón, partido en el que militará Pedro Manrique.

Durante los últimos años de la minoría de Juan II y a pesar de las crecientes disensiones políticas en Castilla, sobre todo tras la muerte de los regentes del reino —en 1416 falleció el monarca aragonés y en 1418 la reina Catalina—, el adelantado de León consiguió mantenerse en el poder, formando parte del Consejo de Regencia. A finales de 1418, las desavenencias entre los infantes de Aragón dividieron a sus partidarios en dos bandos. Pedro permaneció desde entonces al lado del infante Enrique, a quien sirvió fielmente durante años. Tras ser proclamado mayor de edad en las Cortes de Madrid de 1419, Juan II le designó para formar parte de su gobierno y de la comisión recién creada para revisar las dádivas y mercedes que hubieran de concederse. Pronto, sin embargo, el creciente poder político del joven Álvaro de Luna y su ascendiente sobre el Monarca provocaron el descontento de muchos nobles y también del adelantado, que incluso tuvo que abandonar la Corte al haber conseguido Álvaro que Juan II estableciese turnos para permanecer en el Consejo Real.

En julio de 1420, el infante Enrique, junto con el adelantado Pedro Manrique y otros de sus partidarios, en un golpe de fuerza para hacerse con el poder político, apresaron a Juan Hurtado de Mendoza, uno de los privados del Rey, y secuestraron al propio Monarca en Tordesillas. Después decidieron su traslado a Ávila, ciudad donde se celebraron Cortes para legalizar estos graves hechos. Unos meses más tarde, en noviembre de 1420, el adelantado de León participó también en el sitio del castillo de Montalbán, donde se había refugiado el Rey tras huir del dominio del infante con ayuda de Álvaro de Luna.

En los años siguientes, Pedro Manrique siguió apoyando al maestre de Santiago, a pesar de los esfuerzos de Juan II por apartarle de su servicio. En 1422 fueron finalmente apresados en Madrid, por orden del Rey, el infante y su mayordomo mayor Garci Fernández Manrique, pariente del adelantado. Éste, que por seguridad se había retirado a su villa de San Pedro, cercana a la frontera de Navarra, al recibir la noticia decidió huir al reino de Aragón, lo mismo que otro de los partidarios del infante Enrique, el condestable Ruy López Dávalos, refugiándose ambos en la Corte de Alfonso V. Juan II intentó sin éxito que el monarca aragonés le entregase a los huidos y, como castigo a la deslealtad de Pedro, le confiscó todos sus bienes y rentas, así como el cargo de adelantado mayor de León. Durante su estancia en Aragón, Pedro Manrique continuó con sus intrigas políticas gracias a la colaboración de Juan Martínez de Burgos, caballero que utilizaba para enviar mensajes a Castilla y mantener el contacto con los suyos.

A finales de 1425, el Rey perdonó al infante Enrique y también al adelantado, que recuperó entonces sus bienes, mercedes y oficios. Desde su regreso a Castilla, Pedro Manrique prosiguió con el mismo comportamiento político que antes del exilio, firmando alianzas en su nombre y en el del infante e intentando por cauces diversos ser admitido en el Consejo Real, cuyo dominio centraba la lucha política.

En 1427, los infantes de Aragón —el maestre Enrique y Juan, rey de Navarra desde 1425— alzaron tropas en Medina del Campo y en Ocaña y se pusieron al frente de una gran Liga nobiliaria, a la que se unió Pedro, para solicitar al Rey que moderase la autoridad del condestable Álvaro de Luna.

En agosto de ese mismo año, se creó una comisión arbitral constituida por cuatro jueces —el almirante Alonso Enríquez, Fernán Alfonso de Robles, el maestre de Calatrava Luis de Guzmán y Pedro Manrique—, comisión que el día 4 de septiembre decidió el destierro de Álvaro, aunque el Rey acabó por anular la sentencia.

En 1429 el adelantado, en un sorprendente giro político, abandonó el partido de Enrique y el Monarca le recompensó por su fidelidad con la villa de Paredes de Nava (Palencia). En los años siguientes, combatió incluso en la frontera de Aragón y en Extremadura a los infantes y a su hermano, el monarca aragonés Alfonso V, y se ganó la confianza del Rey, que en 1431 decidió dejarle al frente del Gobierno del reino —“al cuydado de los negocios publicos”— durante su ausencia en la Guerra de Granada. En la carta real, otorgada en Medina del Campo el día 12 de marzo, Pedro Manrique recibía de Juan II amplios poderes, con facultad de juez supremo; su estrella política llegaba entonces a lo más alto.

Después de firmar una tregua de cinco años con los reyes de Aragón y de Navarra, Juan II de Castilla decidió reanudar personalmente la Guerra de Granada, nombrando como Gobernador de Castilla y León a Pedro Manrique (que se había resistido, pues prefería acompañarle a la guerra), “con poderes bastantes para hazer justicia en todos sus reynos, e para oir, e determinar qualesquier cosas que ante el viniesen, como su propia persona”, según la Crónica de Juan II.

Tras unos años de relativa calma, resurgieron en Castilla las conspiraciones nobiliarias contra el gobierno personalista de Álvaro de Luna y de nuevo el adelantado de León jugaría un papel destacado en las mismas. En 1437, y sin que se conozcan bien los motivos, el Rey ordenó que Pedro Manrique —quien desde 1430 ocupaba un puesto preeminente en el Consejo— fuese detenido mientras se investigaba su comportamiento. Por entonces, el adelantado y el almirante Fadrique Enríquez alternaban su presencia en la Corte, temiendo quizás ser apresados juntos.

Avisado el almirante de lo sucedido, se retiró a su villa de Medina de Rioseco, mientras Diego y Rodrigo Manrique, hijos del adelantado, huyeron a Amusco, su casa solar, desde donde escribieron a todos sus parientes para suplicar al Rey por la libertad de su padre.

Pedro fue conducido al alcázar de Roa, bajo la custodia de Gómez Carrillo, y se encargó el almirante de acordar con el Rey los términos de su prisión, que se fijó en un plazo de dos años, con suaves condiciones y autorización incluso para excursiones de caza.

Desde Roa el adelantado de León fue trasladado, el 3 de abril de 1438, a una prisión más rigurosa en la fortaleza de Fuentidueña, de donde huyó en la noche del 20 al 21 de agosto de ese mismo año con su mujer y sus hijas, descolgándose con cuerdas por una ventana del castillo. Unido con los suyos en Medina de Rioseco y mientras Castilla vivía un clima prebélico, escribieron al Rey manifestándole cuánto ganaría si separase de su Corte y persona a Álvaro de Luna, prometiéndole volver a su servicio si así lo hacía. Fue desoída la petición, pero afianzado su partido con el apoyo de otros nobles y del infante Enrique, el Rey hubo de acceder a parlamentar con ellos. Entre abril y junio de 1439 se celebraron cinco conferencias, sin resultado satisfactorio, en las que Pedro Manrique participó como representante de la insumisa nobleza.

La última reunión, celebrada en Tordesillas entre los días 15 y 20 de junio, terminó bruscamente al abandonar el rey Juan II la villa.

Tras una serie de negociaciones frustradas y fortalecidos los rebeldes con la adhesión a su causa del rey de Navarra, en octubre de 1439 tuvo lugar una reunión en Castronuño, a la que asistió en calidad de juez el adelantado, en la que se dieron por nulos todos los procesos abiertos contra los coaligados y se acordó que el condestable saliese nuevamente desterrado. En enero de 1440 Juan II huyó de Madrigal y se fortificó en Cantalapiedra; los infantes consideraron entonces que el Rey no deseaba cumplir los acuerdos de Castronuño y de nuevo lograron reunir una gran coalición nobiliaria, a la que también se sumó Pedro Manrique. La Liga, que consiguió el apoyo de importantes ciudades, obligó al Monarca a negociar nuevamente en Bonilla de la Sierra. El triunfo de la nobleza era evidente y a mediados de marzo de 1440, los vencedores, entre los que estaba el adelantado de León, presentaron al Rey unos capítulos con un duro alegato contra la tiranía de Álvaro de Luna y con un auténtico programa de gobierno. En estos capítulos se llegaría a decir incluso que el condestable había pretendido dar muerte a Pedro mientras estuvo preso.

Entre junio y septiembre de 1440 se celebraron Cortes en Valladolid. En esta ciudad se encontraba el adelantado a mediados de septiembre firmando nuevos pactos. Pocos días después, el 21 de septiembre, fallecía. El cronista de Juan II, Fernán Pérez de Guzmán, recoge el rumor de un posible envenenamiento al afirmar que “algunos quisieron decir que en la prisión le fueran dadas yervas” y que por eso, desde entonces, Pedro Manrique había estado enfermo. Añaden también las crónicas del reinado que a causa del luctuoso suceso se retrasó la misa por el matrimonio del príncipe Enrique con Blanca de Navarra y que todos los grandes nobles de la Corte vistieron luto por el fallecido. En su testamento, otorgado un día antes de su muerte, el adelantado ordenaba ser sepultado en la capilla mayor del monasterio de Santa María de Valvanera, cenobio que él había reconstruido y dotado.

Pedro Manrique había casado con Leonor de Castilla, camarera mayor de la reina María de Castilla e hija de Fadrique, duque de Benavente, bastardo del rey Enrique II de Castilla y de Leonor de Castilla, hija bastarda de Sancho, conde de Alburquerque, por lo que era prima hermana de Enrique III de Castilla, de Fernando I de Aragón y de la reina Blanca de Navarra, nietos todos ellos de Enrique II. Con Leonor tuvo ocho hijos y cinco hijas. Los hijos fueron Diego Manrique, el primogénito, adelantado mayor de León y después conde de Treviño; Rodrigo Manrique, futuro conde de Paredes, condestable de Castilla, maestre de Santiago y padre del poeta Jorge Manrique; Íñigo Manrique, que llegaría a ser arzobispo de Sevilla y presidente del Consejo de los Reyes Católicos; Pedro Manrique, señor de Ezcaray; Fadrique Manrique, señor de Hito; Gómez Manrique, el conocido poeta; Juan Manrique, arcediano de Valpuesta y protonotario apostólico; y García Fernández Manrique, señor de las Amayuelas. Con el gran patrimonio familiar situado en tierras de Palencia y de La Rioja el adelantado de León fundó seis mayorazgos para todos sus hijos varones, excepto los religiosos. Sus hijas fueron Beatriz Manrique, esposa del conde de Haro Pedro Fernández de Velasco; Juana Manrique, que casaría con el conde de Castro Fernando de Sandoval, adelantado mayor de Castilla; Leonor Manrique, mujer del duque de Arévalo Álvaro de Zúñiga, justicia mayor de Castilla; Inés Manrique, esposa del señor de Cañete Juan Hurtado de Mendoza, montero mayor del Rey y progenitor de los marqueses de Cañete y de Valenzuela; María Manrique, que se casaría con el señor de Fuentidueña Rodrigo de Castañeda; Isabel Manrique, que lo haría con el señor de Oñate Pedro Vélez de Guevara, y Aldonza Manrique, abadesa del monasterio de Santa Clara de Calabazanos, fundación del linaje Manrique.

Fonte:

https://historia-hispanica.rah.es/biografias/27169-pedro-manrique 


Este cavaleiro foi um dos personagens mais influentes das facções nobres e dos distúrbios que ocorreram durante o reinado de Juan II, porque, como afirma Fernán Pérez de Guzmán, em suas Gerações e Perfis, “não houve um em que ele não estivesse, não para servir ao Rei, nem para buscar o mal do Rei, mas por valor e por ter poder”.

Nasceu numa das mais antigas linhagens castelhanas, a dos Manrique, linhagem remotamente aparentada com a casa de Lara. Filho do avanço de Castela Diego Gómez Manrique e Juana de Mendoza ("a Ricafembra", irmã do almirante de Castela Diego Hurtado de Mendoza), após a morte prematura de seu pai, ocorrida na famosa batalha de Aljubarrota em 1385, viveu sob a tutela de sua mãe, que quando viúva se casou novamente com o almirante de Castela Alonso Enríquez - filho do irmão gêmeo de Enrique II, Fadrique de Castela, mestre de Santiago—, e contava com a proteção de seu tio, o arcebispo de Santiago Juan García Manrique.

Em 1405 as crónicas já o mencionam como avanço superior de Leão e fronteira no Bispado de Jaén, e participou numa entrada em terras de Granada com Diego Sánchez de Benavides e outros cavaleiros.

Deve ter sido nessa época que também lhe foi concedido o cargo de notário-mor do reino de Leão, embora a data precisa não seja conhecida. Nos anos seguintes, continuou a intervir em vários ataques ao reino de Granada com o infante D. Fernando, regente do reino, como na campanha de Setenil de 1407 e na tomada de Antequera em 1410.

Quando o seu primo Gómez Manrique, major avançado de Castela, morreu em 1411, tentou exercer esta dignidade, que lhe tinha sido concedida na sua infância por Juan I, por ocasião da morte do seu pai em 1385, mas o infante Fernando negou-lhe.

Ao partir para Aragão em 1414, depois de ter sido proclamado rei dois anos antes, o infante o deixou junto com outros magnatas proeminentes à frente do governo castelhano. Com Fernando reinando em Aragão, um “partido aragonês” foi estabelecido em Castela a seu pedido, liderado por seus filhos, Enrique, Mestre de Santiago, e Juan, Duque de Peñafiel, conhecidos como Infantes de Aragão, partido no qual Pedro Manrique serviria.


Durante os últimos anos da minoria de João II e apesar da crescente dissensão política em Castela, especialmente após a morte dos regentes do reino - em 1416 morreu o monarca aragonês e em 1418 a rainha Catarina - o avanço de Leão conseguiu manter-se no poder, integrando o Conselho de Regência. No final de 1418, divergências entre os soldados de infantaria de Aragão dividiram os seus apoiantes em dois lados. Desde então, Pedro permaneceu ao lado do Infante Enrique, a quem serviu fielmente durante anos. Depois de ser proclamado maior de idade nas Cortes de Madrid em 1419, João II nomeou-o para fazer parte do seu governo e da recém-criada comissão para rever os presentes e favores que deveriam ser concedidos. Logo, porém, o crescente poder político do jovem Álvaro de Luna e sua ascendência sobre o Monarca causaram o descontentamento de muitos nobres e também do avanço, que inclusive tiveram que deixar a Corte quando Álvaro conseguiu que Juan II estabelecesse turnos para permanecer no Conselho Real.

 

Em julho de 1420, o Infante Enrique, juntamente com o avanço Pedro Manrique e outros dos seus apoiantes, num golpe de força para tomar o poder político, prendeu Juan Hurtado de Mendoza, um dos soldados rasos do Rei, e raptou o próprio Monarca em Tordesilhas. Posteriormente decidiram transferi-lo para Ávila, cidade onde foram realizadas Cortes para legalizar estes graves acontecimentos. Poucos meses depois, em novembro de 1420, o avanço de Leão participou também no cerco ao castelo de Montalbán, onde o rei se refugiara depois de fugir dos domínios do infante com a ajuda de Álvaro de Luna.

Nos anos seguintes, Pedro Manrique continuou a apoiar o mestre de Santiago, apesar dos esforços de Juan II para afastá-lo do seu serviço. Em 1422, por ordem do rei, o infante e o seu mordomo-mor Garci Fernández Manrique, parente do adiantado, foram finalmente presos em Madrid. Este último, que por segurança se retirou para a sua cidade de San Pedro, perto da fronteira de Navarra, ao receber a notícia decidiu fugir para o reino de Aragão, assim como outro partidário do infante Enrique, o condestável Ruy López Dávalos, ambos refugiados na Corte de Alfonso V. João II tentou, sem sucesso, fazer com que o monarca aragonês lhe entregasse os fugitivos e, como punição pela deslealdade de Pedro, confiscou todos os seus bens e rendimento, bem como o maior adiantamento de León. Durante a sua estadia em Aragão, Pedro Manrique continuou as suas intrigas políticas graças à colaboração de Juan Martínez de Burgos, um cavalheiro que utilizou para enviar mensagens a Castela e manter contacto com o seu povo.

No final de 1425, o rei perdoou o infante Enrique e também o adiantamento, que recuperou então os seus bens, subvenções e cargos. Desde o seu regresso a Castela, Pedro Manrique continuou com o mesmo comportamento político de antes do exílio, assinando alianças em seu nome e no do infante e tentando por vários canais ser admitido no Conselho Real, cujo domínio era o foco da luta política.

Em 1427, os soldados de infantaria de Aragão - Meistre Enrique e Juan, rei de Navarra desde 1425 - reuniram tropas em Medina del Campo e Ocaña e colocaram-se à frente de uma grande Liga nobre, à qual Pedro aderiu, para solicitar ao Rei que moderasse a autoridade do condestável Álvaro de Luna.

Em agosto desse mesmo ano, foi criada uma comissão arbitral composta por quatro juízes - o almirante Alonso Enríquez, Fernán Alfonso de Robles, o mestre de Calatrava Luis de Guzmán e Pedro Manrique - comissão que em 4 de setembro decidiu o exílio de Álvaro, embora o rei tenha acabado por anular a sentença.

Em 1429 o avanço, numa surpreendente viragem política, abandonou o partido de Enrique e o Monarca recompensou-o pela sua lealdade à vila de Paredes de Nava (Palência). Nos anos seguintes, chegou a lutar na fronteira de Aragão e na Extremadura contra os soldados de infantaria e o seu irmão, o monarca aragonês Alfonso V, e conquistou a confiança do Rei, que em 1431 decidiu deixá-lo à frente do Governo do reino - "encarregado dos negócios públicos" - durante a sua ausência na Guerra de Granada. Na carta régia, concedida em Medina del Campo em 12 de março, Pedro Manrique recebeu amplos poderes de Juan II, com o poder de juiz supremo; Sua estrela política alcançou então o topo.

Depois de assinar uma trégua de cinco anos com os reis de Aragão e Navarra, João II de Castela decidiu retomar pessoalmente a Guerra de Granada, nomeando Pedro Manrique como Governador de Castela e Leão (que havia resistido, preferindo acompanhá-lo à guerra), “com poderes suficientes para fazer justiça em todos os seus reinos, e para ouvir e determinar tudo o que se apresentasse diante dele, como sua própria pessoa”, segundo a Crônica de João II.

Após alguns anos de relativa calma, nobres conspirações contra o governo personalista de Álvaro de Luna ressurgiram em Castela e novamente o avanço de Leão desempenharia nelas um papel de destaque. Em 1437, e sem que os motivos sejam bem conhecidos, o Rei ordenou que Pedro Manrique - que ocupava um cargo de destaque no Conselho desde 1430 - fosse detido enquanto o seu comportamento era investigado. Naquela época, o avanço e o almirante Fadrique Enríquez alternavam a presença na Corte, talvez temendo serem presos juntos.

Quando o almirante foi informado do ocorrido, retirou-se para sua villa em Medina de Rioseco, enquanto Diego e Rodrigo Manrique, filhos do comandante, fugiram para Amusco, sua casa ancestral, de onde escreveram a todos os seus familiares para implorar ao rei a liberdade de seu pai.

Pedro foi levado para a fortaleza de Roa, sob a custódia de Gómez Carrillo, e o almirante ficou encarregado de acordar com o rei os termos da sua prisão, que foi fixada por um período de dois anos, com condições brandas e autorização até para excursões de caça.

De Roa, o avanço de Leão foi transferido, em 3 de abril de 1438, para uma prisão mais rigorosa na fortaleza de Fuentidueña, de onde fugiu na noite de 20 para 21 de agosto desse mesmo ano com a esposa e as filhas, descendo com cordas de uma janela do castelo. Unidos com os seus em Medina de Rioseco e enquanto Castela vivia um clima pré-guerra, escreveram ao rei dizendo-lhe quanto ganharia se separasse Álvaro de Luna da sua corte e da sua pessoa, prometendo-lhe regressar ao seu serviço se o fizesse. O pedido foi ignorado, mas com o seu partido fortalecido com o apoio de outros nobres e do infante Enrique, o rei teve de concordar em negociar com eles. Entre abril e junho de 1439 foram realizadas cinco conferências, sem resultados satisfatórios, nas quais Pedro Manrique participou como representante da nobreza rebelde.

A última reunião, realizada em Tordesilhas entre 15 e 20 de junho, terminou abruptamente com a saída do rei Juan II da cidade.

Depois de uma série de negociações frustradas e dos rebeldes fortalecidos com o apoio do rei de Navarra à sua causa, em outubro de 1439 teve lugar em Castronuño uma reunião, da qual participou como juiz do avanço, na qual todos os processos abertos contra a coligação foram declarados nulos e sem efeito e foi acordado que o condestável seria novamente exilado. Em janeiro de 1440, Juan II fugiu de Madrigal e fortificou-se em Cantalapiedra; Os soldados de infantaria consideraram então que o rei não desejava cumprir os acordos de Castronuño e mais uma vez conseguiram montar uma grande coligação nobre, à qual também se juntou Pedro Manrique. A Liga, que conquistou o apoio de cidades importantes, obrigou o Monarca a negociar novamente em Bonilla de la Sierra. O triunfo da nobreza era evidente e em meados de março de 1440, os vencedores, entre os quais estava o avanço de Leão, apresentaram ao rei alguns capítulos com um duro apelo contra a tirania de Álvaro de Luna e com um autêntico programa de governo. Nestes capítulos dir-se-ia mesmo que o guarda tentou matar Pedro enquanto este estava preso.

Entre junho e setembro de 1440, as Cortes foram realizadas em Valladolid. O avanço foi nesta cidade em meados de setembro assinando novos acordos. Poucos dias depois, em 21 de setembro, ele morreu. O cronista de Juan II, Fernán Pérez de Guzmán, regista o boato de um possível envenenamento afirmando que “alguns queriam dizer que lhe foram dadas ervas na prisão” e por isso, desde então, Pedro Manrique estava doente. As crónicas do reinado acrescentam ainda que por causa do trágico acontecimento, a missa do casamento do Príncipe Enrique com Blanca de Navarra foi adiada e que todos os grandes nobres da Corte vestiram-se de luto pelo falecido. No seu testamento, concedido um dia antes da sua morte, o adiantamento ordenava que fosse sepultado na capela-mor do mosteiro de Santa María de Valvanera, mosteiro que mandou reconstruir e doar.


(Al parecer, fue tan voraz que se quemó totalmente, excepto la capilla mayor. Durante el siglo XV, el principal promotor de las nuevas obras de la iglesia, cuyo cuerpo principal estuvo terminado para 1464, fue Pedro Manrique de Lara a quien sucedió su hijo, Diego Gómez Manrique, en el empeño de proteger la abadía Procedente de la época románica del monasterio es la talla que se ha conservado dedicada a Nuestra Señora de Valvanera. Se encuentra en el camarín de la iglesia del monasterio. Es una escultura de gran tamaño, en bulto redondo, tallada sólo de frente y con la espalda plana, aunque el asiento está esculpido también por detrás. Mide 109 cm de altura x 40 cm de anchura. Esta imagen en madera dorada y policromada es sedente, y con Niño en el regazo. 

Fonte: https://www.romanicodigital.com/el-romanico/imagenes-romanico/virgen-valvanera)

 


Pedro Manrique tinha casado com Leonor de Castela, camareira-mor da rainha Maria de Castela e filha de Frederico, duque de Benavente, bastardo do rei Henrique II de Castela e de Leonor de Castela, filha bastarda de Sancho, conde de Alburquerque, pelo que era prima-irmã de Henrique III de Castela, de Fernando I de Aragão e da rainha Branca de Navarra, todos netos de Henrique II. Com Leonor teve oito filhos e cinco filhas. Os filhos foram Diego Manrique, o primogênito, prefeito de León e posteriormente conde de Treviño; Rodrigo Manrique, futuro conde de Paredes, condestável de Castela, mestre de Santiago e pai do poeta Jorge Manrique; Íñigo Manrique, que se tornaria arcebispo de Sevilha e presidente do Conselho dos Reis Católicos; Pedro Manrique, senhor de Ezcaray; Fadrique Manrique, senhor de Hito; Gómez Manrique, o conhecido poeta; Juan Manrique, arquidiácono de Valpuesta e protonotário apostólico; e García Fernández Manrique, senhor dos Amayuelas.

 

Com o grande patrimônio familiar localizado nas terras de Palência e La Rioja, o líder leonino fundou seis propriedades para todos os seus filhos do sexo masculino, exceto os religiosos. Suas filhas foram Beatriz Manrique, esposa do Conde de Haro Pedro Fernández de Velasco; Juana Manrique, que se casaria com o conde de Castro Fernando de Sandoval, prefeito de Castela; Leonor Manrique, esposa do duque de Arévalo Álvaro de Zúñiga, presidente do tribunal de Castela; Inés Manrique, esposa do Senhor de Cañete Juan Hurtado de Mendoza, caçador-chefe do Rei e progenitor dos Marqueses de Cañete e Valenzuela; María Manrique, que se casaria com o senhor de Fuentidueña Rodrigo de Castañeda; Isabel Manrique, que o faria com o senhor de Oñate Pedro Vélez de Guevara, e Aldonza Manrique, abadessa do mosteiro de Santa Clara de Calabazanos, fundação da linhagem Manrique .

 

https://historia-hispanica.rah.es/biografias/27169-pedro-manrique




Fonte: https://www.digitale-sammlungen.de/en/view/bsb10264841?page=7

https://archive.org/details/629_20250318/page/11/mode/1up

 




 





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